Dejadme que para el asunto de este email robe un eslogan a una marca de ropa española. Aunque bueno, ellos se lo robaron antes al ex-presidente de Costa Rica, José María Figueres.
Quien roba a un ladrón…
El caso es que este famoso eslogan dice “Because there is no Planet B”. O sea, que no tenemos un plan(eta) B en caso de que nos carguemos este con nuestro comportamiento hiperconsumista. Proclamas ecologistas a un lado, me llevo la frase a mi terreno, aprovechando conversaciones que estoy teniendo estos días.
“Oye, y si no hay Maratón de Valencia, ¿cuál es tu plan B?”
El Plan B…
(NOTA: escribo este email mirando de reojo por todo Internet en busca de una pista que desvele si finalmente el Maratón de Valencia se celebra tal y como está planeado, el día 1 de diciembre).
¿Por qué la gente se pregunta por el plan B? Hay en los runners una sensación de “aprovechar los esfuerzos” que está en la base de todo esto. Cuando comenzamos una planificación para entrenar una carrera, lo hacemos, o deberíamos hacerlo, con un objetivo en la cabeza. A veces es conseguir acabarla, otras veces nos marcamos una marca deseada. Y, en otras ocasiones, nos jugamos algo más. Por ejemplo, en mi caso, corro el Maratón de Valencia como un intento, no sólo de hacerlo más rápido que nunca, sino de conseguir una marca que me permita intentar el acceso al Maratón de Boston.
De ahí lo del Plan B… Tendemos a pensar que, ya que hemos hecho el esfuerzo de completar un plan de maratón, tiene que servir para algo. Y que, si finalmente no se celebra la maratón, corro el riesgo de tirar a la basura esos meses de entrenamiento.
La verdad, no me había hecho esa pregunta, y de manera espontánea, mi respuesta siempre ha sido: “es que no tengo plan B”. Es cierto. He entrenado muy bien, llevo un año en el que he ido incrementando poco a poco y con constancia mi estado de forma, hasta el punto de que hoy soy el Chema más rápido que ha existido hasta ahora.
Y eso, a mí, ahora mismo, ya me vale.
Claro, quiero cruzar la meta del Maratón de Valencia por lo que significa para mí. Quiero poner ese culmen a mi preparación. Quiero demostrarme que puedo hacer lo que creo que puedo hacer.
Y quiero correr el Maratón de Boston 2026. Quiero ganarme el derecho a hacerlo.
Pero si no se puede, tampoco me voy a volver loco. No iré al calendario a ver cuál es la bala más próxima que puedo disparar para aprovechar la pólvora que he ido almacenando. La vida también es eso, lidiar con lo que te viene y aprender a fluir.
Un consejo en paralelo, como entrenador: nunca entrenes para una carrera como si fuera a vida o muerte. Meterte presión por un objetivo que no es más que un deseo, lo único que puede hacer es que entrenes mal.
Sin Maratón de Valencia, también estoy contento. Salir a correr cuando y como queremos es un privilegio que, como hemos visto, no siempre es realizable. Así que supongo que, en realidad, ese es mi plan B. Seguir disfrutando de correr siempre que pueda.
Hay que buscar planes, objetivos y tener ilusiones. Pero no nos obsesionemos si no se pueden conseguir. Mi frase favorita en estos casos es: que si algo no sale, no sea por una cuestión que dependa de mí. Y en este caso, todo lo que dependía de mí, está hecho.
Aquí seguimos con el F5, por cierto… Si estás como yo, podemos escuchar el A tu Ritmo de esta semana, con Pedro Berrendero y su experiencia corriendo por los túneles de la M30: