Hoy te invito a que hagamos un experimento. Esta va a ser la primera newsletter que te pone fuerte. El reto: cada vez que leas la palabra burpee, tienes que hacer uno, ¿vale? Recuerda: palabra clave “burpee”.
Ya deberías llevar dos.
Si tienes un (buen) entrenador que te pone sesiones de fuerza además de correr, o si has hecho otro tipo de entrenamiento funcional durante tu vida deportiva, seguro que los conoces. El burpee es uno de los ejercicios más temidos por corredores y no corredores. Si te has enfrentado a él ya no se te olvidará su nombre en la vida.
Posiblemente te has despertado entre sudores alguna noche gritando su nombre: “¡burpee!”
¿Por qué lo odiamos tanto? En realidad, no se puede decir que odiemos al burpee. Es la típica relación amor-odio. Sabemos que es un buen ejercicio, y que debemos hacerlo porque nos aporta cosas buenas, pero al mismo tiempo no queremos oír hablar de él. ¿Qué es el burpee, te preguntas? Si te estás haciendo esa pregunta, te diré que se trata de un ejercicio coordinativo que mezcla la fuerza con la elasticidad de varios grupos musculares, tanto del tren superior como inferior.
Las fases del burpee
Un burpee bien realizado consta de cinco fases:
Empezando en posición vertical, nos agachamos hasta apoyar las manos en el suelo, aproximadamente a la altura de los pies.
Sin levantar las manos del suelo, y con un ligero impulso, llevamos los dos pies hacia atrás, hasta colocarnos en posición de tabla.
Realizamos un fondo de brazos.
Volvemos a llevar los pies adelante para recuperar la posición de semisentadilla con las manos aún en el suelo.
Nos levantamos de un salto elevando las manos para volver a la posición inicial.
(nota: si acabas de descubrir en qué consiste y no has hecho ninguno aún, te dejo que vuelvas a empezar el email ahora para que realices el newsletter-entrenamiento correctamente)
Es decir, en poco más de cinco segundos, hemos ejercitado cuadriceps, isquiotibiales, bíceps, tríceps, gemelos, dorsales, pecho… Vamos, lo que se llama un ejercicio “completito”. Ahí es donde radica el que nos llevemos tan mal con él, que exige mucho esfuerzo por nuestra parte. Como contraprestación, es muy positivo para nuestra fuerza y elasticidad.
Orígenes del burpee
El burpee tal y como lo conocemos tiene su origen en 1930, siendo un ejercicio inventado por el fisiólogo norteamericano Royal H. Burpee, quien lo propuso como método de evaluación de la condición física. Inmediatamente, como muchos de los inventos de la sociedad, fue adoptado por el ejército de los Estado Unidos, donde se usaba en las pruebas realizadas a los soldados antes de entrar en la Segunda Guerra Mundial.
Al estar el ejercicio original pensado como un test, su inventor nunca fue amigo de hacer muchas repeticiones. De hecho, su test consistía en solamente cuatro repeticiones, y su ejecución no incluía ni el fondo de brazos ni el salto en la fase de levantamiento. El doctor Burpee realizaba mediciones del pulso antes y después de esas cuatro repeticiones como forma de evaluar el comportamiento del sistema cardiaco de los pacientes. No se sabe a ciencia cierta quien introdujo las variantes que han convertido al burpee en el ejercicio amado y odiado que hoy conocemos, pero poco nos equivocamos si pensamos que algún entrenador con ganas de torturar fue el culpable.
Hoy en día, el burpee nada tiene que ver con aquel que se inventó para diferenciar a los atletas de los sedentarios y es usado en planes de entrenamiento intensivos tipo tabata o bootcamp. Incluso hay competiciones para ver quién hace el número mayor de repeticiones. Si hacer 5 burpees te cansa, piensa que el récord Guinness de más repeticiones en 24 horas está en 10.856 (Joe Reverdes, USA, 2022) y el mayor número de burpees en una hora es de 1.071 (Johnny Vu, Salem USA, 2023). Esto significa un burpee, más o menos, cada 3.5 segundos. ¿A que ya nos parece menos duro hacer unos pocos?
Por cierto, ¿por cuántos vas?
Si no los has hecho, te lo convalido si te ves este vídeo entero.