Si quieres puedes.
Todos podemos llegar a conseguir lo que nos propongamos.
Sólo tienes que pensar que es posible.
Sueña fuerte. Los sueños se cumplen si trabajas mucho.
Y una mierda.
(con perdón)
Este es un email contra la cultura del esfuerzo y contra asumir los deseos de los demás como propios.
El esfuerzo es uno de los componentes de correr. Sin él, no hay duda, no nos podríamos dedicar a esto, por mucho que sea una afición sin más. Pero como actividad física, por supuesto nos tiene que exigir. Aunque sea ponerse las zapatillas y bajar a la calle, eso ya requiere un esfuerzo.
No conozco a nadie, por mucho tiempo que lleve corriendo, que tenga todos los días ganas de bajar a correr.
El esfuerzo es una magnitud AB-SO-LU-TA-MEN-TE personal. Es muy difícil medirlo, pero lo que es imposible es comparar el esfuerzo de una persona con el de otra. Es una mezcla entre las ganas que le pongas, tu tolerancia a la intensidad, tu mentalidad respecto a la vida…
Y, por supuesto, el esfuerzo es una cosa totalmente distinta a la velocidad y al rendimiento. Lo veo todos los días en los grupos de entrenamiento. Hay gente que hace entrenamientos más rápido que otros, pero que se está esforzando menos. Pero es que no pasa nada. Cuando sales a correr siempre es bueno tener unas expectativas. Un ritmo referencia. A veces sale, y a veces no. Y cada día se resetea todo, porque al siguiente vuelve a empezar la rueda. Habrá momentos en los que te apetezca esforzarte un poco más y otros en los que prefieras no sufrir (el sufrimiento es otra magnitud personal, claro).
¿Y qué?
Como decía, el esfuerzo únicamente tiene sentido compararlo con el nuestro propio. Con el tiempo, nos vamos conociendo lo suficiente como para saber si hoy te has esforzado más o menos que ayer.
¿Y sabes qué otra cosa no está relacionada con el esfuerzo?
Igual te sorprende: el rendimiento. Sí, incluso el físico.
A ver, me explico. Para mejorar, es necesario que vayamos un poco más lejos (más rápido, más tiempo), y que se produzcan adaptaciones en nuestro cuerpo que nos conviertan en una versión más rápida o más eficiente. Pero estas mejoras no siempre tienen que ver con el nivel de esfuerzo. No es una regla mágica: esfuérzate y lo consigues, seguro.
A veces te esforzarás y no saldrá. Y otras, irás más tranqui, y las cosas mejorarán como por arte de magia.
¿Sabes qué sí da resultado? La constancia. Y la paciencia. Y, en menor medida, la tolerancia a la frustración. Entrenar es una disciplina, muchas veces, ingrata. Pero es que no hay otra manera: persevera, no te rindas. Encuentra el equilibrio entre exigirte un poco más que ayer, sin morir (sobreentrenar) en el intento. Si un día te apetece forzar la máquina y ponerte al límite, perfecto.
Pero que si tienes épocas o días en que no te apetece esforzarte, no lo hagas. Ya tenemos bastante presión en otras cosas importante como para poner presión en una afición.
Correr para siempre. Una newsletter para ser mejores corredores, no héroes.
Aprovecho para saludar a los y las lectoras que vengan de La Milla. Esta semana hemos charlado con su redactor, Maikel. Un crack de la comunicación y del atletismo que es tan buena gente como humilde. No le gustar estar delante de los focos, pero tras esta newsletter se encuentra una persona que merece la pena conocer.
¿A quién quiero engañar? La Milla tiene muchos más lectores que Correr para Siempre, porque hace las cosas bastante mejor. Seguro que nuestros lectores ya lo erais antes de la newsletter de Maikel. Si no es así, por favor, suscríbete a La Milla ahora.